“Descubrí otra vez que me aterraba la posibilidad de ser en el fondo heterosexual.”
Carlo sabe que las botas de hule de Paolo encierran un éxtasis exclusivo, hecho únicamente para él. Lo atrapan, lo enervan, lo transgreden como él a ellas. También sabe que su fetichismo es de por sí un riesgo, y que lo es más en el pueblo lleno de establos donde ambos viven. Por obra y gracia de la cercanía de Paolo, Carlo llega a sentirse como Adán y Eva al mismo tiempo, expulsado no del Paraíso, sino de Dios.
Por consejo de Oliver, su iniciador en los misterios corporales, busca robar esas botas para posesionarse de Paolo y estirar esa alegoría hasta convertirla en la doctrina universal desde donde observe el mundo, aunque es muy probable que por ello termine como un paria en su propia tierra y tenga que esconderse cada vez más a fin de ser medianamente feliz, pues, como Oliver le advierte, no es posible llegar impune a tanta perversión.
Eduardo Montagner presentó junto con Daniel Sada su novela "Toda esa gran verdad" (Alfaguara, 2007) el jueves 12 de abril a las 19:00 horas.
El autor remarcó que su intención al hacer del fetichismo uno de los temas de su novela, era mostrar la "perversión más humana que existe", sobretodo, por la representación simbólica que se hace de una persona en un objeto.
Montagner, que es el tercer poblano en ser editado por Alfaguara (los otros dos son Ángeles Mastretta y Pedro Ángel Palou), habló acerca de su experiencia con el escritor Daniel Sada, junto con quien trabajó en un taller literario entre 2001 y 2004 para desarrollar la novela.
Posteriormente habló de lo extraño que podía seguir siendo la literatura queer en nuestro país y cómo a muchas de las casas editoriales a las que asistió les sorprendía la capacidad introspectiva en una novela de este tipo.
Finalmente, Daniel Sada dijo que reconocía en Montagner a una promesa joven con un enorme vigor narrativo.
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