La biblioteca de Profética se consolida
A dos años de ser creada, la biblioteca de Profética Casa de la Lectura sigue incrementando su acervo, que actualmente es de 11 mil libros en sala a disposición de los lectores de manera gratuita; además se subirá el catálogo a Internet para su consulta a distancia y se abrirá el servicio de préstamos a domicilio.
Carlos Ríos/ “Ven, voy a presumir un poco”, dice con una sonrisa José Luis Escalera, responsable de Profética Casa de la Lectura, que este año cumplirá dos años de existencia como un espacio dedicado fundamentalmente a la difusión de la lectura en nuestra ciudad.
A dos años de ser creada, la biblioteca de Profética Casa de la Lectura sigue incrementando su acervo, que actualmente es de 11 mil libros en sala a disposición de los lectores de manera gratuita; además se subirá el catálogo a Internet para su consulta a distancia y se abrirá el servicio de préstamos a domicilio.
Carlos Ríos/ “Ven, voy a presumir un poco”, dice con una sonrisa José Luis Escalera, responsable de Profética Casa de la Lectura, que este año cumplirá dos años de existencia como un espacio dedicado fundamentalmente a la difusión de la lectura en nuestra ciudad.
Pasamos a una sala donde hay muchas cajas con libros que esperan ser catalogados. No hace falta tener un ojo bien entrenado para darse cuenta que hay tesoros entre esos libros; así, con entusiasmo Escalera muestra dos ediciones de los Cantos de Ezra Pound, una monumental historia de la música editada por alianza, varios libros de la colección de ensayo de editorial Anagrama, una edición francesa que antologa la joven poesía del Québec, uno de los clásicos de John Reed y una edición original de Julio Cortázar en la por ese entonces argentina Editorial Sudamericana (¿final de juego o Las armas secretas?), fruto de una donación generosa de un amante de la literatura.
Libros que día tras día son catalogados y puestos a disposición de los lectores, de manera gratuita, en la sala de lectura que posee Profética.
-¿Cuáles son los proyectos que Profética tiene para este año?
-Este año el proyecto se centrará en continuar con el enriquecimiento del acervo de la biblioteca y queremos subir el catálogo de la biblioteca a Internet, que pueda ser consultado por Internet.
-¿Actualmente de cuántos volúmenes se compone el acervo?
-Tenemos ya en estantería poquito más de 11 mil, a disposición de los lectores. Y tenemos por clasificar como otros 2 mil. La idea es que podamos subir ese catálogo a la red, que se pueda consultar desde cualquier lado, dar un poco más de servicios. Ahora el servicio que ofrecemos es la lectura en sala, y queremos ofrecer el servicio de préstamo a domicilio, hacer un proceso de membresía o de credenciales. Esto es parte de los planes, no hay todavía una fecha fija.
“Además nos pusimos de acuerdo con la gente del Fondo editorial Tierra Adentro, que están publicando a chavos de toda la República. Vamos a estar haciendo con ellos presentaciones mensuales a partir de abril hasta diciembre, vamos a presentar un autor cada mes a las siete de la noche va a presentarse una novedad editorial de Tierra Adentro. Y seguir con los talleres de lectura, en fin, la misma línea que venimos llevando”.
-¿Cómo se va enriqueciendo la biblioteca?
-Nos ha ido bien en ese sentido, la gente ha sido muy generosa con Profética, hubo gente que nos ha traído diez y quince libros y gente que nos ha regalado mil libros, 800 libros, hemos tenido una respuesta muy generosa, tanto a nivel personal como a nivel institucional. La UAP, sobre todo, nos ha apoyado mucho, el Instituto de Ciencias Sociales, la biblioteca de la casa amarilla nos han hecho dos o tres donaciones buenas.
-Entre tantos libros deben aparecer algunos que además enriquecen el patrimonio por su antigüedad o su edición.
-Si, hay algunas “perlitas” que nos han caído. Ha llegado una Gramática de la lengua española de don Andrés Bello, no sé si será la primera edición, pero es una edición antigua, del siglo XIX, que siempre es algo raro. Nos han llegado libros de Ibargüengoitia que a lo mejor ya no se consiguen tan fácilmente.
“Hubo una buena respuesta y además pudimos adquirir libros a través del Programa de Desarrollo Cultural Municipal, que funciona con el aporte del ayuntamiento, el gobierno del estado y el CONACULTA. Presentamos un proyecto que fue aprobado, en dos vertientes; una la compra de libros, el incremento del acervo –compramos 900 libros para la biblioteca- y la otra vertiente es el aporte para la clasificación de esos libros y para actividades de promoción del acervo.
“Fue una compra importante porque lo que hicimos fue comprar novedades. La idea es que en la biblioteca te puedas encontrar libros que están en las librerías, ediciones de Anagrama, Planeta, ediciones comerciales que a mucha gente le gustaría comprarlas, pero no puede. Queríamos que la biblioteca tuviera esos títulos, porque a veces no es fácil encontrar en las bibliotecas públicas esas novedades. Por ejemplo, las Obras completas de Gabriel Zaid, que acaba de publicar el Colegio Nacional, la biografía de Fray Servando que publicó Christopher Domínguez, libros que se van a poder leer en la biblioteca. Además compramos buenos diccionarios, y otros libros difíciles de comprar para el lector en general. El reto ahora es hacer catalogación, que llevará más o menos un par de meses, porque es un proceso lento y complicado.
-¿Profética incluirá actividades de otras disciplinas, además de las que ya se realiza?
-Tratamos de darle espacio a las propuestas que tengan que ver con la línea de trabajo de Profética. Nos han propuesto muchas actividades de música o de artes visuales, y hemos hecho algunas cosas y han salido muy bien, pero no es la línea que nos interesa trabajar. Es importante que Profética mantenga claramente su línea de interés alrededor de las letras, de la literatura, y desde el lado del lector. Es un espacio donde la gente que lee puede encontrar material que le interese, y que se sienta acompañado, que exista una suerte de complicidad entre lectores. Por otra parte, hay muchos espacios e interés por fomentar la creación, y está bien eso. Nosotros estamos del otro lado de la página, del lado de los lectores. Y en ese sentido seguiremos trabajando. Si empezamos a incorporar artes visuales, teatro o música, por bien que nos pueda salir las cosas estaríamos perdiendo identidad.
-¿Qué diferencia encuentras entre el sueño, el proyecto inicial de abrir un espacio para los lectores y la realidad que hoy es Profética?
-Si hubiera podido ver a través de un agujerito hace dos años esto que estamos viendo ahora, si me hubiera sorprendido. Yo creo que nos ha ido bien. La distancia entre el sueño y lo que hemos empezado a hacer no es tan grande aunque siempre aspiremos a más. En general ha sido un espacio que ha podido ir encontrando su público, y el público lo ha aceptado y lo ha aceptado y acogido con interés y con cariño. Quizá en dónde más lejos estemos de lo que soñamos o pensamos originalmente hacer, está en el espacio para niños. Tal vez hayan faltado actividades. Por otra parte, el laboratorio de voz está en una etapa incipiente. Siempre supimos que el proceso de la biblioteca que iba a ser largo, pero no nos importa que lo de la biblioteca vaya lento, siempre y cuando los libros que ingresen sean libros que nos importen, libros que hayamos leído o quisiéramos leer. De continuar este paso, en cuatro o cinco años llegaremos a formar una buena biblioteca, y una biblioteca de 40 o 50 mil libros, especializada en literatura no me parece que esté mal, ¿no? Podría ser Profética un lugar al que se acercaran investigadores o gente que está haciendo su tesis, que se encuentra trabajando en algún autor y que pueda encontrar aquí los libros que en otros lados no encuentra.
Casa de La Limpia
Hoy sede de Profética, es un inmueble con raíces en el siglo XVI, cuando la ciudad de Puebla era sólo una utopía basada en los ideales de santo Tomás Moro. Y para fundar la Puebla fueron llamados los artesanos, los conquistadores, los hombres sin tierra pero con empeño en el trabajo, para que más allá de la bella leyenda de la ciudad trazada por los ángeles, fueran los propios ciudadanos quienes trazaran, construyeran calles y repartieran solares, de la que se soñó sería una ciudad armónica, gobernada por hombres democráticos, productivos y honestos.
Luego, ya en el siglo XVII, llegó a la Puebla un hombre idealista y reformador con el ánimo de cambiar de raíz la estructura de la iglesia y abrir el mundo del conocimiento al clero secular; se trata sin duda del obispo Juan de Palafox y Mendoza. En 1646, por instrucciones suyas, se fundó el colegio de san Pedro (en lo que hoy es la casa de la Lectura), para el estudio de todas las letras y cátedras pertinentes, como gramática, retórica y canto llano; se añadió además la cátedra del idioma mexicano “para que de su estudio tenga ministros el obispado”.
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