domingo, 28 de septiembre de 2003

Artículo publicado en la Revista del periódico "Intolerancia": "Otro laberinto: la biblioteca Profética"



Otro laberinto: la bibloteca Profética

Por Moisés Ramos Rodríguez



La casa de la limpia

Cuando uno pasa por las 3 sur, entre la 7 y la 9 poniente, y lee “Baños la Limpia”, puede pensar en una obviedad: el nombre se debe –se piensa a priori- a la limpieza de la que se asea ahí. Pero no es así.

En la 3 sur 701, y seguramente en al menos una de las casas anexas, existió alguna vez un convento:

“La casa, se sabe, perteneció al Convento de la Concepción que estaba en la 7 Poniente, entre la actual 16 de Septiembre y 3 Sur”, comenta José Luis Escalera, dueño de la librería y cafetería que están en el mismo edificio, y que a partir del próximo jueves 2 de octubre abrirá una biblioteca pública en la planta alta:

“La restauración de la casa fue una buena bronca. Esta Casa de la Limpia estuvo abandonada cerca de 50 años, y la última vez fue utilizada como vecindad, por lo que la encontramos muy, muy deteriorada. Con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), no tuvimos problemas, porque el permiso para la restauración indicaba que respetáramos la arquitectura original del siglo XVII para adaptarla al nuevo uso, y así lo hicimos sin hace un viaje al pasado tal cual.

“La casa tenía muchas intervenciones, muchas divisiones y la dejamos tal cual debía haber sido originalmente, aun cuando debe haber partes que se han perdido irremediablemente en todos estos años.”

Escalera Guzmán comenta que la casa donde está Profética, fue alguna vez seminario “y se llamaba de La Limpia, como la propia calle se llamó después, porque pertenecía al convento de la Concepción de la Limpia y Pura Concepción, que ocupaba toda la manzana de la 7 poniente, la 3 sur, la 9 Poniente, la 5 sur.”

El entrevistado detalla: “No encontramos una sola casa, sino varias sobre todo por las subdivisiones que se le hicieron para adaptarla como vecindad, pero ello significó, de laguna manera, una libertad para la restauración que hicimos, donde tomamos en cuenta la cantidad de peso muerto que son los libros, lo deteriorado de los muros, y el deseo de dejar nuestra huella, la actual, la contemporánea, porque la arquitectura de nuestro tiempo tiene cosas que aportar, y con lo antiguo podemos sacar una buena mezcla.

“El INAH –continúa el entrevistado- entendió muy bien la propuesta que hicimos: jugamos mucho con las alturas, como en los tapancos alternados que están en la biblioteca, todo dentro de las crujías de la fábrica original de la casa, donde quitamos los muros del siglo pasado, nada más.”
De La Limpia se conserva la antigua placa que llamaba así a la calle en la 3 sur esquina con 9 Poniente. José Luis Escalera recuerda que también se llamó Jesús Carranza, Calle del Costado del Convento, y tuvo otros nombres hasta que en 1917 se hizo la adaptación a la nomenclatura cardinal y numérica que sigue rigiendo, en gran medida, la ciudad de Puebla.

Crujías de librería

Fue así como en julio, en Profética, la Casa de la Lectura, fue abierta la librería del Sistema Educal.

Pero de Profética, del nombre de este proyecto, nos habla José Luis Escalera:

“Es una mezcla de varias cosas. Está la idea de los profetas del Antiguo Testamento, por ejemplo, que eran los que sabían ‘por dónde iba la cosa’. En relación con Dios, ellos eran los que hablaban por él, los que guiaban al pueblo, eran su conciencia, eran quienes podrían decirle a los demás: ‘señores, estamos mal’”, explica Escalera Guzmán en entrevista, y continúa:

“Profética es una asociación civil que no pretende ser exactamente una reproducción de la vida de los profetas, pero sí ser un lugar donde apartarse de lo diario, donde nos podamos poner a hablar con los espíritus superiores que están en los libros para proponer nuevas cosas, ante la propuesta comercial de tener mucho: mucho dinero, muchos coches, mucha ropa, etc. Lo cual es un absurdo.”

Para José Luis Escalera, Profética “queremos que se un pequeño refugio para los que quieren conversar con los espíritus que están en los libros, para ayudarnos a replantear nuestra vida individual y social. Es el sueñototote, el gran sueño. Ayudar a responder algunas preguntas que están latentes y que ya nos hacemos, pero que están ahí: queremos arriesgarnos a tener esas conversaciones”.

Por ello, explica Escalera Guzmán, la creación de biblioteca pública “de estantería abierta”, donde el público pueda pasar a ver los libros, a buscar lo que le interesa, no desde un fichero, atendido por un empleado que puede, incluso, evitar que se “toquen” los libros.